jueves, 22 de mayo de 2014

"La Pencona, un antes y un después".

Día 18 de Mayo me levanto a las 4:30 de la mañana para estar con Paco y Caña en el Hotel Triana de Miajadas, punto de salida para Aldeanueva de la Vera, allí se celebraba la carrera Pencona de 32 km con un desnivel acumulado de 4000 metros, casi nada para el cuerpo.

Después de casi hora y media de viaje en el "cañamovil" comentando sobre la carrera, ya que Paco la había hecho en la pasada edición, pero por circunstancias meteorológicas no pudo hacer el recorrido completo he hizo el alternativo que puso la organización de 21 kilómetros. Nos comentaba que era bastante dura pero que se podía hacer bien si íbamos dosificando.

Llegamos al punto de salida y llegada de la carrera, justo encima de la pancarta en una colina se encontraba el cementerio municipal, parece que el destino me mostraba señales de lo que me iba a suceder. Nos hicimos las fotos correspondientes junto con Olegario que también se desplazo allí desde Coria y se da el pistoletazo de salida a la carrera.





Empezamos algo alegres con Paco muy delante y Caña y un servidor siguiéndole, pasamos el pueblo y empezamos a adentrarnos en esos parajes de la Vera, pasan los kilómetros parece que es una carrera de montaña normal cómo todas las que he hecho, un sube y baja continuo, nos alcanza Olegario y veo que tiene una manera de correr extraña para mi, parece que se para a andar en cualquier cuesta incluso en las de perfil asequible, corre en llano, anda en cuestas, así sucesivamente hasta que antes del kilómetro diez lo perdemos de vista y se va hacia adelante.

Seguimos hasta encontrarnos una cuesta asombrosa de casi tres kilómetros, conocido cómo "el paso de los buitres", empiezo a sentirme algo fatigado en las piernas, es casi imposible andar, se me empiezan a ir mis compañeros, les digo que continúen que yo voy a ritmo, hacen caso omiso y me esperan en el avituallamiento del punto más alto de la carrera, bebemos, comemos algo y continuamos, hasta que empieza mi terreno favorito las bajadas, ésta además es alucinante a la vez que bastante peligrosa, empiezo a bajar y a los 10 metros me resbalo y me caigo, mis compañeros se "descojonan" después de comprobar que no es nada importante, me levanto y continuo bajando a buen ritmo ,empiezo a adelantar a corredores me tengo que ayudar de los arbustos para frenarme, casi me vuelvo a caer en un par de ocasiones más, llegamos a una zona llana, miro para atrás y veo que estoy sólo Caña me alcanza y esperamos a Paco que tiene un hijo y viene otro en camino y claro "tiene que cuidarse", continuamos hasta la siguiente zona de subida.







Empezamos a subir la segunda parte del recorrido empiezo a tener calambres, empiezo a tener molestias en la planta de los pies, las piernas me fallan mis compañeros están mucho más fuertes y se van, los pierdo totalmente de vista, empiezan a pasarme varios corredores ya no puedo más ,llevamos 3 horas de carrera y tan sólo dieciocho kilómetros, la calor hace estragos en mí ,nunca tuve la sensación de abandonar en una carrera, en esta se me pasa continuamente por la cabeza, continuo subiendo entre trochas, arbustos y regatos de agua, me vienen de fábula porque me refresco la cara y mojo mi gorra para estar fresco eso parece que me da gasolina para tirar.

Llego arriba y veo que hay otro avituallamiento, allí me están esperando Caña y Paco, me dicen que que me pasa, les comento que voy fatal, que los aductores los tengo muy mal, en mi mente pasa retirarme en ese mismo avituallamiento, pero por orgullo tiro para que no me vean tan mal.

Empieza otra bajada y mis compañeros creen que voy a tirar pero no puedo, ellos se van definitivamente ya no los veo hacen bien, no quiero ser una carga para ellos, de repente me quedo sólo en una bajada de más de cinco kilómetros, no viene nadie ya empiezo a notar unos dolores casi insoportables a cada paso que doy, me pongo a estirar y veo que es imposible, miro el reloj y llevo cuatro horas y media en marcha, la decisión está casi tomada, me retiro en el avituallamiento del kilómetro veintiséis.

Bueno pues llego al avituallamiento veo que hay varias personas allí paradas y sentadas en la sombra, son corredores que se han retirado, me quedan seis kilómetros pero voy muy mal, pongo en la balanza todas las carreras que he hecho y nunca me he retirado, bebo agua y el corazón vuelve a bombear,se acelera y continuo hasta el final, ¿me moriré allí? , ¿me lesionaré?, ¿los buitres comerán tomatito? , no lo sé, pero voy a intentar que no, llegaré a la meta.

Los últimos seis kilómetros voy sólo y llego a una espesura de árboles con un arroyo de agua que lo cruza, el silencio me inunda nadie por delante, nadie por detrás, ¿seré el último?, ya es igual, sólo me quedan cuatro kilómetros y quiero terminar. Me mojo la cabeza por ultima vez, miro el reloj y llevo cinco horas de carrera, terminar, terminar y terminar a pesar del dolor y del cansancio, ese es mi fin.

Llego arriba y veo el cementerio del pueblo y me vuelvo a decir que allí es dónde tengo que llegar, sigo las balizas de la carrera bajo poco a poco, muy despacio ya el gps me marca treinta y un kilómetros, me llama mi chica al móvil y me pregunta que por dónde voy que la gente está preocupada, le digo que ya llego, que es muy dura, que voy muerto, etc... miro el grupo del whatssap del tomate running, veo que mis compañeros me están animando, que termine, que continue, me emociono y empiezo a correr, veo al fotógrafo hago mi señal de la sonrisa para que la gente siempre vea que voy feliz pase lo que pase, aprieto los dientes por el dolor al correr y vuelo, el fotógrafo me da ánimos y me dice que ya estoy ahí sólo 200 metros, ya se escucha a la gente, me ven y me aplauden saben que es un esfuerzo terminar les agradezco los aplausos y se los devuelvo, entro en meta por fin cinco horas y media clavadas, me paro y es horroroso casi no puedo moverme busco a mis compañeros y veo que están también doloridos del esfuerzo ellos han hecho quince minutos menos que yo, la carrera ha sido muy dura la más dura que he hecho con diferencia, Olegario también termino muy bien con cuatro horas y cuarenta y cinco minutos. 

El año que viene la prepararé a conciencia, estaré ahí Pencona cuenta conmigo, volveré a recorrer cada camino, trocha y roca de tu trayecto vertiginoso, ahí estaré y te volveré a vencer.

Acordarme también de José "Peseta" Díaz todo un máquina, que intento el día anterior un ultratrail de 100km y se tuvo que detener por problemas físicos en el kilómetro noventa, todo una muestra de coraje, mucho ánimo Jose y este lema nos ayudará a todos en estos momentos de desilusión.

"LEVÁNTATE UNA Y OTRA VEZ HASTA QUE LOS CORDEROS
 SE CONVIERTAN EN LEONES".

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